Filme psicologicamente complejo. Se maneja muy bien el imaginario de una persona de la tercera edad, con todos sus achaques y subjetividades. Una magistral puesta en escena donde el protagonista es el Punto de Vista, o sea, desde dónde se cuenta la historia. Por ello, nosotros, los espectadores, siempre estamos a un mismo nivel de la realidad que el personaje de Anthony. Y sabemos, lo mismo que él, incluso, a su tempo, ritmo, e instante de sucesión.