Si tendría que comparar su prosa sería a la Agusto Monterros, sencillamente mágica. Su prosa en primera persona es excepcional. Siempre está el humor que todos tenemos al tener un discurso con nosotros mismos en la mente. Sin dejar por fuera los males que uno pasa cuando la vida es desafortunada, sin perder la esperanza de que algún día todo va cambiar. Y aunque sean momentos desafortunados siempre hay uno que otro momento de alegría. Y como olvidar a las personas desconocidas que nos extienden la mano en los peores momentos de angustia y soledad, portando esa pequeño atisbo de luz en plena oscuridad.