Lo leí por primera vez en mi juventud. Me impactó de una forma tremenda. Lo he vuelto a leer varias veces, y cada vez se abre un nuevo nivel más alto, más glorioso. El crecimiento espiritual se produce por medio del sufrimiento, y el resultado compensa. La poda duele, pero cuando la planta florece de nuevo, la flor es más hermosa, más sana, más preciosa. Así es esta alegoría. Creo que después de Él Progreso del Peregrino, es imprescindible leer Pies de Ciervas en los Lugares Altos. Tienen que ir de la mano porque lo que se inicia en el primero no puede resultar sin el segundo.