He de admitir que ésta es una pelÃcula que hace poca justicia al trailer. Parece que va a ser un filme realmente bueno, pero te acabas quedando con ganas de algo más. Vayamos por partes.
Lo primero es que, cualquier aficionado del cine de terror, se dará cuenta de que está un poco demasiado inspirada en la dinámica que, en 2018, siguieron los productores de Verdad o reto. Asimismo, no está de más decir que, la actriz que interpreta a la protagonista, puso toda la carne en el asador para este thriller, pues su actuación fue de 10/10. Incluso me atreverÃa a decir que hay cierto punto de originalidad en el guión tratando de vincular los sucesos paranormales a una casuÃstica concreta para tratar de averiguar qué es lo que está pasando.
Entonces, ¿cuál fue el error fatal?, definitivamente EL FINAL. (alerta spoiler) Hacia la segunda mitad de la pelÃcula, se hace al espectador identificar la maldición que padece la protagonista con un trauma de su pasado que también le persigue, vinculando el miedo paranormal con un "trastorno" mental (en este caso, la depresión). Aquello que cualquier fiel seguidor del cine de terror espera en un escenario asà es la salvación del protagonista (ya que aquà no hay antagonista ni antihéroe ni sociópata con el que empatizar). Sin embargo, cuando la chica por fin logra enfrentar su trauma, y verdaderamente parece haber superado la maldición –fÃjense aquà qué metáfora tan buena y cuánto se podrÃa esto enlazar esto al mundo real de los traumas y las adversidades psicológicas–; los guionistas deciden devolverla al lugar del trauma, donde la maldición finalmente se apodera de su ser y causa su suicidio. Transfiriendo la maldición a uno de los personajes a los que más cariño acaba uno tomando: su ex novio policÃa.
Nos deja con un final abierto, lo cual puedo llegar a entender, ya que es una muletilla a la que suelen recurrir los productores para facilitarle la vida a los guionistas de cara a posibles segundas partes. Lo que no me parece tan bien es que, un tema tan ferviente, tan delicado y tan actual, como lo es el mundo de las psicopatologÃas, podrÃa haberse abordado de muy mejor manera. En la primera temporada de la serie Por trece razones (2017), vemos como los 50 primeros segundos del primer episodio se dedican exclusivamente a indicar que esta serie es algo ficticio y que, en el caso de que el espectador esté pasando por un cualquier tipo de problema mental, quizá éste no sea el mejor momento para visualizar dicha producción. De hecho, se incentiva al espectador a buscar ayuda profesional en caso de necesitarla, a fin de que, bajo ninguna circunstancia, nadie pueda llegar a romantizar o identificar el suicidio como una salida a sus problemas. Por este motivo, el hecho de asesinar a la protagonista después de todo lo que ha sufrido –incluso tras plantarle cara al trauma– sin dar ningún tipo de aviso o portal de ayuda previos (o en los créditos finales), me parece un auténtico error. No olvidemos que Netflix está abierto al público general, y que prácticamente cualquier persona podrÃa visualizar esta pelÃcula, incluyendo a gente que esté pasando por un mal momento, gente que esté luchando contra la depresión, o gente con conductas autodestructivas o comportamientos suicidas. Y un final tan abrupto y desesperanzador como éste, podrÃa causar un efecto adverso no deseado entre parte de la audiencia.
Por lo tanto, personalmente, yo le habrÃa dado un final bastante diferente a la trama, especialmente, después de hacerle al espectador tragarse una hora y media dedicadas en un 80% a ponernos en contexto.