Excelente argumento el usado por Esther Villar en “El varón domado”, entiendo que ante el desfachatado feminismo histérico de hoy día debería el libro ser desempolvado y debatido en un foro imparcial. Un feminismo que entiende que atropellando el lenguaje se consiguen sus metas se desautoriza por sí solo. ¿Qué diría hoy Sor Juana Inés de la Cruz del libertino uso de la palabra “presidenta” violando una elemental regla del idioma español? Hasta un premio Nobel como Mario Vargas Llosa la utiliza sin contemplaciones en sus afanes populistas.