Tartakovsky no defrauda nunca. Lleva muchos años regalándonos joyas y PRIMAL no es una excepción. Una naturaleza visceral, salvaje, que se mezcla con una magnÃfica dirección artÃstica y un ritmo muy bien medido. Saber desarrollar un proyecto sin que sus protagonistas hablen y logres conectar con ellos no está al alcance de todo el mundo.