La tercera temporada un relleno horrible. Patética la historia de Martín (nada que ver), ese cuento de la brujería, como sin sentido y por último, ya empiezan a tornarse fastidiosos los múltiples allanamientos y operativos sin resultados, que lo único que sé les abona es su parecido con la realidad, porque ahí está la viva estampa de la policía