De todas las películas de romanos, ésta es la trama más ramplona y simple que he visto. Hecha bajo la estructura más simple de las historias: planteamiento-nudo-clímax-desenlace. Sin trabajar la profundidad de los personajes, la historia se siente plana. Es tan pronto y tan rápido lo que le ocurre al personaje principal al principio que el espectador no logra empatizar con él. De hecho, el único personaje complejo y más o menos profundo es el que interpreta Denzel Washington, quien lleva la responsabilidad de que ocurran las cosas, los demás actúan en función de él. También es quien logra un gran nivel actoral al lado de Pascal. Los emperadores, en manos de Quinn y Hechinger, los dejan relegados a un par de escenas en las que no logran mucho porque no hay desarrollo en sus tramas. Un poco más Hechinger quien realmente hace un esfuerzo, pero su papel no da para más. Una sorpresa mala porque Scott es un director de grandes producciones y esta parece una película que hizo más a fuerza que de ganas. Se salvan los montajes y la fotografía así como las escenas del coliseo con mar. Si hay algo mejor en cartelera, esperen el estreno en plataformas.