Rubén Martín Merino

Al principio empecé a verla porque Netflix no hacía más que mostrarmela en el inicio de la pantalla y pensé que sería buena hasta que me he llevado un chasco enorme. Que el guión sea que serás más o menos feliz según si eres feo o guapo es de lo más ridículo que he visto en una película, sinceramente. Si esto es lo mejor que se le pueden ocurrir a los guionistas de Netflix, mejor que hagáis una limpieza en la plantilla. Los efectos especiales son bazofia, no puedo creer que en el año que estamos todavía nos ofrezcan un CGI así. La historia carece de sentido en muchos aspectos, hay personajes que su aparición nace y muere sin ningún desenlace y profundidad en su historia, que la villana sea trans y la dueña del laboratorio donde se transforman genéticamente y aún así físicamente siga teniendo fallos cuando supuestamente la trama trata de borrarlos todo es un despiporre. Y a ver, no tengo nada en contra de la inclusión, pero empezamos a estar cansados de tanto ofendidito de la sociedad, ya que ahora tienen que tener un hueco hasta donde menos te piensas, y no lo digo por ofender a nadie, que como digo esta generación arrastra mucho ofendidito. Mi conclusión final es: A quien cojones habré ofendido para terminar viendo tal bazofia, que encima te deja con el final abierto y viendo estas críticas, Netflix la cancelará y seguirá sin concluir la historia, con lo cual me fastidiará más pues habré perdido a lo tonto 1h42min de mi tiempo. Aunque descuidad, que esto es solo mi crítica pero para gustos los colores, pues a alguno le puede gustar, pero por si acaso, os pongo sobre aviso para que no perdáis el tiempo