1994, Noah Diaz (Anthony Ramos) es un ex militar experto en electrónica que vive con su familia en Brooklyn. Después de que una entrevista de trabajo para un puesto de seguridad en el gobierno de los Estados Unidos no sale bien, Noah está buscando ganar dinero como pueda para mantener a su familia; su madre soltera (Luna Lauren Vélez) y su hermano enfermo de once años (Dean Scott Vazquez). Acude a su amigo comedor de Twizzler (Tobe Nwigwe), quien le ofrece un trabajo para robar un auto estacionado en una función de la alta sociedad. Justo cuando Noah está a punto de tener dudas, el auto Porsche azul y plateado de repente se conduce solo, evade a la policía y se transforma en el Mirage bromista y hablador (Pete Davidson), un espía Autobot que puede proyectarse en hologramas. Mirage informa de Noah a Optimus y al resto de los Autobots y le ofrece a Noah la oportunidad de venderlo si ayuda a los Autobots a localizar la llave Transwarp, un artefacto antiguo que tenía la capacidad de abrir un portal a través del espacio y el tiempo, lo que trae de vuelta el hogar de Cybertron. La clave Transwarp está en las manos de Elena (Dominque Fishback), pasante en un museo y entusiasta de los artefactos. Cuando Elena activa accidentalmente la tecla Transwarp, alerta al dios oscuro, Unicron (Colman Domingo), que es tan gigante que puede devorar planetas enteros. Aún no en su forma completa, envía al poderoso Scourge (Peter Dinklage) y los Terrorcons a la Tierra para recolectar la llave para poder consumir más planetas y conquistar el universo. Junto con Noah y Elena, los Autobots cuentan con la ayuda de los Maximals, Transformers que se convierten en bestias), que han viajado a través del tiempo para evitar que Unicron posea alguna vez la clave Transwarp liderada por Optimus Primal (Ron Perlman).
El cambio de director, esta vez supondría una mejora considerablemente alta tal y como pudimos observar en “Bumblebee” (2018) y sí que la hay, al menos ya se percibe muy ligeramente un mejor trazo argumental tanto para los personajes computarizados como para los actores quienes reciben la estafeta de estelarizar este nuevo punto de partida en la saga.
Podemos ver entonces cierto conflicto del líder de los autobots, Noah y Mirage forjando lazos de amistad, Elena teniendo que lidiar con su jefe… pero hay algo seguro de todo esto: Michael Bay se habrá ido de Transformers pero Transformers jamás dejará de ser parte de Michael Bay. Y lo escribo así ya que, como sabemos bien, el espectáculo y la pirotecnia no dejan de estar presentes en este filme, la sombra de Bay se percibe durante el metraje y es inevitable traer a la mente los gritos histéricos de Shia LaBeouf, el Nominado al Oscar Mark Wahlberg y compañía.
Se agradece la intención de Steven Caple Jr., pero solo quedaría por resaltar ciertas secuencias de acción que justifican el pagar un boleto para verla en el cine, por lo demás una oportunidad perdida de querer distanciarse de sus filmes hermanos; el Nominado al Oscar Travis Knight si lo logró.
La Nominada al Bafta Dominique Fishback no logra reacciones creíbles en su interacción con los robots, mientras que Anthony Ramos juega las veces al nuevo Sam Witwicky, aunque menos paranoico.
“Transformers Rise of the Beasts” (2023) es (cliché de Twitter) una carta de amor, no a la saga ni a sus personajes, sino al Blockbuster Veraniego, aquel que vende boletos, combos de palomitas, nachos y demás snacks y así llenarse la boca de estos durante dos horas. Los acomodadores de butacas se los agradecerán.