Retrato de una mujer en llamas es sin duda una deslumbrante obra maestra de asombrosa belleza, un espectáculo visual que nos remite a la pintura. Soy un cinéfilo empedernido y jamás habÃa visto una pelÃcula tan cautivadora como esta. Todo fluye en ella de manera asombrosa: la magistral dirección de Céline Sciamma que ensambla todos los elementos de la pelÃcula para que funcionen con absoluta la precisión; el guión, cuidado hasta el más pequeño detalle, alienta constantemente el devenir de la historia de amor: el ritmo pausado con el que comienza la pelÃcula se convierte en un constante crescendo; la fotografÃa de Claire Mathon que convierte a la pelÃcula en una pintura en movimiento Las memorables interpretaciones de Noémie Merlant (Marinne) y Adèle Haenel (Héloïse) que parecen exprimir hasta la última gota de sensibilidad y emoción que Céline habÃa escrito en el guion. El argumento central del amor imposible entre dos mujeres en la Francia del siglo XVIII le sirve a la directora para hacernos reflexionar sobre muchas más cosas: la mirada, la opresión de la voluntad femenina, la relación entre la artista y la modelo, la igualdad, el mito de Orfeo y EurÃdice como metáfora del amor imposible, la sororidad, el aborto clandestino, la reivindicación de las mujeres artistas silenciadas por una historia escrita por hombres... En definitiva, una de esas perlas que surgen en el cine muy de tarde en tarde.