Un libro simplemente magnífico, que a través de la figura de Giorgio Perlasca nos recuerda que ante todo debe prevalecer en cada uno de nosotros la empatía, un sentimiento común que sobrepasa cualquier religión, ideología o etnia, que siempre que estemos dispuestos podremos hacer algo para oponernos a los abusos, a las injusticias, que no se necesita ser poderoso más allá de espíritu para lograr un cambio, que aveces el acto más valiente puede ser uno tan sencillo como entonar una canción infantil para dar esperanza a los desconsolados, que se debe ser fuerte para afrontar las dificultades, pero se debe ser aún más fuerte para levantar la mirada y dejar a un lado nuestro propio dolor para ayudar a otros a cargar con el suyo, para darles un momento de felicidad en medio del caos, para alivianar ese enorme peso sobre sus hombros y reavivar esa esperanza escondida en lo más profundo de cada uno de nosotros, el libro a través de Giorgio Perlasca y cada uno de los personajes que se enfrentan al desolado escenario de la tragedia nos invita a convertirnos en esos héroes que necesitamos, que no los detenga la aparente imposibilidad de erradicar el mal y los impulse el deseo por luchar a favor de una causa noble, que hablen, que griten por todos aquellos que no pueden hacerlo e inspiren a mantener viva la esperanza hasta el último minuto, porque todos podemos ser héroes si encontramos la fortaleza en nuestro interior para afrontar todo aquello que quiera hacernos caer.