Leer a Dominique Lapierre es aprender la historia pero desde el punto de vista del transeúnte, del ama de casa, el chófer, el niño que está en el colegio, ellos viven los acontecimientos y nos lo cuentan pero no saben que su experiencia se está entrelazando con la de los demás, creando una historia tan vivida que da la sensación que la viéramos en el cinema.