La serie en cuestión, sin duda, es una decepción para cualquier amante de la obra de J.R.R. Tolkien, y no puedo evitar expresar mi frustración. Como fan del legendario universo de El Señor de los Anillos, cuesta creer que hayan llegado a distorsionar tanto el material original, inventando y mezclando elementos de forma arbitraria.
Para empezar, el exceso de personajes nuevos y situaciones que nunca existieron en los escritos de Tolkien resulta abrumador. Han creado roles para personajes históricos de la Tierra Media que jamás hubieran tenido ese protagonismo, y lo peor es que muchos de estos cambios parecen motivados por una necesidad de seguir las tendencias modernas más que por respeto a la obra original. Pareciera que estamos viendo una producción al estilo Disney, donde todo debe ajustarse a ciertos parámetros "woke", trivializando las profundas raÃces culturales y mÃticas de los pueblos originarios de Europa que Tolkien retrató con tanto detalle. La serie se esfuerza demasiado en "quedar bien con todos", olvidando la riqueza y complejidad del mundo original.
En cuanto a los eventos históricos, la confusión es extrema. Se mezclan épocas y personajes sin sentido alguno. Los reyes humanos y los lÃderes elfos no son los que deberÃan estar en esos momentos históricos. Por ejemplo, el Balrog en Moria no fue despertado por este Durin, sino por Durin VI. ¿Cómo es posible que no se haya respetado algo tan básico del lore? Y no hablemos de los magos, los Istari, que aparecen en la Tercera Edad, no en esta supuesta Segunda Edad en la que la serie pretende estar ambientada.
El mayor insulto para los seguidores de Tolkien es sin duda el retrato de Galadriel. En toda la obra de Tolkien, nunca fue una guerrera que blande espada como si estuviera en un videojuego. Galadriel es una figura de sabidurÃa y poder espiritual, no una luchadora fÃsica. En la serie, además, insinúan un interés romántico momentáneo entre ella y ¡Sauron! ¿En serio? Esto es completamente absurdo, una desviación tan grave que daña irremediablemente la esencia de los personajes. Y luego, como remate, nos muestran a los orcos formando "familias amorosas", lo cual es simplemente ridÃculo.
Para los puristas, la serie es una ofensa al lore. No hay respeto por la rica mitologÃa que Tolkien creó. Todo se ha reducido a clichés de la televisión moderna.
En términos visuales, no se puede negar que la serie tiene un gran presupuesto y eso se refleja en su calidad de producción. Pero esto es algo que cualquier serie con un presupuesto millonario puede ofrecer hoy en dÃa. Visualmente, es impresionante, sÃ, pero la narrativa está hueca. La estructura es una fórmula repetida una y otra vez: conflicto básico, historia de amor, resolución simplona y un final donde el bien triunfa porque, claro, "el amor lo puede todo". Esto es algo que hemos visto en Juego de Tronos, Vikingos, y hasta en series de otro calibre como Floricienta. La serie parece una copia más de un molde preestablecido, solo que con nombres y lugares sacados de El Señor de los Anillos.
Solo espero que, algún dÃa, algún director que realmente haya leÃdo y entendido el lore de Tolkien tenga la oportunidad de hacer justicia con una serie o pelÃcula que refleje fielmente las historias épicas como la Guerra entre Enanos y Orcos en 2793. Mientras tanto, esta serie está lejos de ser una digna adaptación del legendario universo de Tolkien.