Es hermosÃsima. Fue como una perfo de Hikikata. Recuerdo que al terminar de verla, con la sala casi vacÃa porque la gente habÃa empezado estúpidamente a irse, me dije: la volverÃa a ver. Necesito volverla a ver.
Como en la danza Butoh, la acción no estaba en el escenario, sino detrás.
Agradecà el silencio y agradecà mi propia libertad de ser el hachero.