No debió continuar, al menos no con lo mismo que ya habÃamos visto, pero el cine es un negocio. Patadas, gritos, incendios, lo mismo. La saga puede abarcar en ese sentido a los tatarabuelos, los abuelos y, aquÃ, nos encontramos a la mamá; la pérdida del brazo -nada del otro mundo- y las mismas escenas que empalagan.