El cuento, según mí interpretación, hace una crítica a la facilidad de la sociedad de aceptar y realizar actos que resultan inmorales, contraarios a los valores de justicia y equidad, e incluso irrazonables, por el solo hecho de tratarse de una tradición arraigada y aceptada. Es la normalización, mediante un proceso de racionalización de un acto perverso y que, con los pocos elementos que nos brinda la autora, no responden a una realidad científica, sino que se trata de un conclusión que al comienzo de la lotería hicieron correlaciónando dos variables que no tienen vínculo real entre ellas, la muerte de un inocente y una buena cosecha. Es decir que por causas del azar en la primer lotería la cosecha resultó buena y concluyeron que para obtener una buena cosecha era necesario realizar la lotería.
Si bien se presentan algunos personajes que muestran su rechazo, o al menos cuestionamiento, al sistema de la lotería, carecen en términos prácticos la capacidad para subvertir el orden y alejarse de la violencia innecesaria que implica la lotería. Nada pueden hacer más que hablar a baja voz.
Finalmente creo que haber tomado como espacio un pueblo rural de una sociedad que no experimenta situaciones cotidianas de violencia, es decir no padecen de guerras o tiranías que normalicen la violencia, puede interpretarse como en apariencia detrás de un halo de libertad, democracia e igualdad, se esconde la degradación o interpretación corrompida de la misma sociedad y su contradicción con lo que aparentan, así pues, se percibe que no existe libertad al ser obligatorio para todos, tampoco resulta democrático, o al menos, la idea de democracia se deforma y se utiliza como justificación de algo que va contra la esencia de la democracia misma, y, con mayor claridad la desigualdad es evidente en especial en relación a las mujeres, claramente varones y mujeres en un mismo escenario no son iguales.
El cuento nos llama a reflexionar sobre la validez de nuestras propias tradiciones y la necesidad constante de reeverlas para determinar si se ajustan a los ideales que la sociedad pretende alcanzar.