Una pelÃcula grandilocuente, mÃstica, imponente a la vista pero que no apantalla en su complejo aparataje visual, sino que en su tratamiento del mar se siente tan dinámico, tan vivo que asombra el logro realizado por el equipo de animadores.
Contrario a la mayorÃa, siento decir que Watanabe no falla en la dirección ya que si bien faltan algunos elementos discursivos para entender la complejidad global de la obra, su núcleo emocional está intacto dando una de las resoluciones más potentes del anime reciente donde la abstracción y lo arcano del universo se mezclan en un todo que deja impávido al espectador.
Mención especial a un Hisaishi inspirado dando uno de los mejores scores de toda su carrera.