Diana Barrón

Sin duda, un libro muy sentimental y poético lleno de personajes extraordinarios. Haber leído este libro en sus inicios y seguir la trayectoria del autor simplemente es una experiencia exquisita, porque al leerlo nuevamente de manera ilustrada (por uno de los amigos de Chris), diez años después, deja una sensación de crecimiento y orgullo hacia con el autor. La última sección del autor titulada “Diez años después” me ha parecido sumamente necesaria para calmar a mi yo de hace diez años. Voltear al pasado y ver lo que ha pasado a lo largo del tiempo, lo que se ha logrado, ganado y dejado…

A pesar de que la historia tiene un muy buen concepto, a mi parecer, su desarrollo es muy lento y la narración es demasiado descriptiva, por lo que me hizo la lectura un poco pesada. En las lecturas comunes se tiene acostumbrado al lector a que haya un solo narrador, y en caso de que haya dos, se especifica a la persona que está narrando. Este caso es diferente, se tiene diferentes narradores a lo largo de la historia, no solo a los propios protagonistas, sino también a un narrador en tercera persona, de este modo, se pierde la secuencia de lectura averiguando quién narra qué. Siguiendo con el tema de la narración, leí una edición en la que se tenían muchos errores en la puntuación, por lo que también me fue difícil leer con fluidez. Uno de los puntos que me confundieron es que al principio se mostraba a Dorian y Basil como si hubiera algo entre ellos, e incluso se menciona varias veces a lo largo de la historia, por lo que llegué a pensar que habría un trasfondo en los sentimientos mutuos de ambos, si bien, se especifica el cariño que se tenían, pero no llegan a profundizar en ello. En general, el concepto de la historia es buena, pero no la he disfrutado por estos pequeños detalles que lo han arruinado.