Floja y con un guión extremadamente previsible. Bebe de otras películas, especialmente "Campeones" y "Mentes peligrosas". Bajo apariencia de modernidad todo suena a ya visto. Le cuesta arrancar y, cuando lo hace, no termina de pitar. Mezcla exagerada de lo emocional con lo cómico. Se salvan algunas interpretaciones, como las de María Adanez y la del padre de la omnipresente protagonista. Prescindible.