A pesar de que no aparezcan ni superhéroes, ni absurdos tiroteos, ni persecuciones automovilÃsticas inverosÃmiles, es una pelÃcula espectacular. Además, combina sabiamente una puesta en escena impecable con la narración de los entresijos polÃticos de la época. El/la espectador/a acostumbrado/a al cine de acción y que únicamente se sacia con la vacÃa exhibición de músculos y testosterona, tal vez se sienta algo defraudado/a, porque la pelÃcula exhibe una amplia nómina de personajes principales y secundarios a los que hay que escuchar para intentar comprender sus motivaciones e intereses. Hay muchos minutos de diálogos que explican los hechos y los tejemanejes de la polÃtica norteamericana de la época. También se dejan notar los oscuros intereses de algunos lobbies.
El protagonista principal sabe transmitir todas las dudas morales que le asaltan cuando es consciente del monstruo que acaba de crear. Aunque es una pelÃcula norteamericana, y es "normal" que sea asÃ, se echa en falta una crÃtica más descarnada al atroz genocidio que las bombas atómicas lanzadas sobre la población civil indefensa de las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945.