No sé si es el mejor disco de The Beatles. Y tampoco sé si es el que más me gusta. Pero es perfecto, en lo complejo y en lo simple. Tiene, además, la que posiblemente sea la última colaboración realmente genuina entre Lennon y McCartney: "A day in the life". No logro imaginarme lo que debe haber sido la conmoción en 1967, ¿eran los mismos tipos que tres años atrás sacudían las melenas y los flequillos en la Beatlemanía? Con ellos el rock se hizo arte.