No existe el producto perfecto, pero sorprende muchísimo el nivel de mala baba, con el que se sobre analiza esta serie desde su país de origen.
Aceptamos casi cualquier producto, prefabricado, sin personalidad y no somos capaces de disfrutar de una serie, que con sus fallos, ofrece personajes que te tocan. Yo sin duda, haría toc toc en la puerta de amatxu, para que me diera consejos mientras me atiborra a chipirones. Me tiraría con Jon a rescatar a náufragos sin pensar y cogería de la mano a Carla para reconfortarla de tanto sufrimiento.
La serie divierte, atrapa y te saca más de una sonrisa.
Con muchas ganas de temporada 2.