En los años 80 adquirí El dominio del cuerpo sobre el pensamiento. Es profundo y me ayudó a ser una persona sin temor y a controlar mis emociones. Paro solo leí, quizás, menos de un un 10 porciento. Con eso logré concentrarme y llegar a controlar mis latidos del corazón y reducirlos a 15 por minuto,sin perder mi conciencia de lo que hacía.