Queridos amantes de la poesía, de la escrita con alma, de un mirar que no quiere morir, del amor amargo, anhelante, perfumado, risueño, carismático, soñador, …del que solo la Luna permite al autor reflejar en sus pensamientos. Les traigo esta vez el trabajo de Eduardo, autor canario de nacimiento, de mi isla vecina, Gran Canaria, amante desde muy temprana edad de las letras, de la prosa que le ayudó a afianzar su ya demostrada creatividad y que se decantó finalmente por la poesía, con la que inunda buena parte de sus obras. En este ejemplar nos muestra una breve pero intensa entrevista, en el que la Luna nos desvela un sinfín de respuestas, unas veces aclaratorias, otras veces difusas y otras muchas poéticas y de difícil comprensión; de lo que significa ser ella y de lo que significa ser nosotros, soñar a su amparo.
“Este pequeño ejemplar es el resultado de la recuperación parcial del material extraviado tras un infortunado accidente al regreso de la entrevista (…) el testimonio de la figura excepcional que aquí se presta sin tapujos a desnudar su atrayente- y a veces contradictoria- personalidad (…)”
Eduardo tuvo su inspiración en un verso que lo capturó y lo instó a no dejar pasar el potencial de aquellas cuatro palabras que acabaron formando la razón y el título del libro.
Para mí los personajes que se incluyen, la Luna como invitadísima especial y el entrevistador, que bien podemos ser uno de nosotros, son en apariencia tan diferentes, tan lejanos, como la noche y el día, pero a medida que avanza la incomprensible entrevista, poco a poco el uno se ve reflejado en el otro y son tantas las similitudes que encuentran en su existencia que todo lo que les rodea suena a ecos en sus pensamientos.
En esta obra se tratan muchos temas, la incomprensión, la soledad, el miedo, …lo que, aunque parezca sorprendente, es común en ambos, en todos.
Esta lectura es para aquellos lectores que no tienen miedo a lo inexplicable, a leer sus propios pensamientos aun cuando ni se han atrevido a ponerles letras, a utilizar una parte ínfima de sus cerebros para desterrar aquello que compartimos, aquello que nos da tanto miedo…
Una lectura la mar de entretenida, sorprendente, pues a ver, si nos ponemos literales ¿cómo llegas hasta la Luna? ¿Te subes a un cohete y te plantas en algunos de sus cráteres a hablar con sus piedras, tiene boca la luna, y oídos, cómo te contesta, con telepatía, por ciencia infusa, por arte de magia…? Peeero, si nos replanteamos nuestro potencial de una manera que hoy en día resulta incomprensible, es divertidísmo, pues no creo que haya que hacer nada de eso, simplemente ES. Algo muy difícil de explicar, tan inesperado que lo lees por curiosidad.
De fácil lectura, aunque no siempre le encuentres sentido a las respuestas…ni a las preguntas. Son lo que en ese momento el escritor se vio impulsado a plasmar por muy loco que resulte leerlo. Es goloso y no les digo que la curiosidad me hacía avanzar.
Escritura más futurista o reveladora y que no podría clasificar en un estilo concreto, como la contemporánea y, sobre todo, soñadora.