Si me pidieran opinión, tratarÃa de ver qué pasa entre la novela de Ferrante (excelente, desde mi punto de vista) y el largometraje de Gyllenhaal. En ese devenir, dirÃa que la directora estadounidense no logra captar el espÃritu de la obra literaria: bien podrÃa haber escrito el guion sin citar a Elena Ferrante como referencia.
Hay amputaciones/metamorfosis imperdonables que, quizás, son en un punto las que atentan contra el alma ferrantesco: que Leda es napolitana y migra a Florencia para estudiar Letras Inglesas, que reniega de su pasado napolitano, de su lengua dialectal, que la familia de Nina es también napolitana (y por eso Leda la rechaza, en un juego de identificación-negación del propio origen), que la mochilera irlandesa es más joven que ella y la inspira hacia la huida libertaria. En fin, que una adaptación cinematográfica no exige necesariamente trazar un estudio comparativo, pero sà que (para quienes primero accedimos a la lectura literaria de Ferrante) pone en jaque la idea de si hay o no una esencia compartida entre ambas propuestas estéticas que haga dialogar los dos lenguajes, el literario y el cinematográfico, en términos potentes. PodrÃa calificarse, entonces, como "digno" el trabajo de Gyllenhaal, teniendo en cuenta que es su ópera prima y aislando su producción de aquella que supuestamente la inspiró, pero solo eso.
Por otra parte, desde el punto de vista decolonial en el que me inscribo como docente, además, no puedo dejar de pensar en ciertos elementos que hacen ruido: el hecho de darle a Leda la nacionalidad británica, trabajar en Estados Unidos y ubicar la historia en Grecia y no en el Mar Jónico, el hecho de que la directora gane en el Festival de Cine de Venecia '21 un premio al mejor guion, sabiendo que los italianos padecen de una cierta admiración obsecuente al mundo anglosajón, lo cual me lleva a preguntarme también cuántos integrantes de ese jurado premiador accedieron a la lectura de "La hija oscura", el hecho de que Ferrante sacude el avispero en una sociedad en que la religión católica marca y reproduce con fervor ciertos mandatos de "distribución de roles por género"; es decir: la sociedad italiana vaticana en su máximo esplendor subyace en la complejidad psicológica del personaje de Leda, que está de algún modo atrapado en esa tensión de rebelación/aceptación de lo que, como mujer, "le toca". Aspecto que queda demasiado soslayado en el film.
Por eso creo, en sÃntesis, que es interesante y valorable que se instale desde Hollywood un discurso otro con respecto al predominante en relación con las maternidades y los roles de la mujer en Occidente. Tal como la propia directora lo actuó en "La sonrisa de Mona Lisa", allá por el 2003, en el que era la "mujer perfecta" del llamado "sueño estadounidense" (mal llamado "americano"). Cuando se distrae la atención de detalles fundamentales y gana el marketing light que multiplica ganancias comerciales, el arte se pierde en el quinto subsuelo.