Fue para mí una lectura en cierta parte desagradable, de haber tenido a alguien que me advirtiese sobre las claras secciones de prejuicio, machismo y racismo con las que cuenta este libro, sin duda alguna no lo hubiera leído. Un claro ejemplo de esto (uno entre muchos) es ya casi finalizando el capitulo “X”, en éste escrito (y cito textualmente; la edición que poseo es la de La Hoja Perenne, traducción de Manuel Lacalle Ollé):
–No, llevamos unos siete minutos de retraso.
–Eso es; siete minutos.
Entro el mozo de servicio, un negro con una chaqueta blanca y botones dorados.
– ¿Qué retraso llevamos? –gruñó el señor gordo.
–No lo sé, señor. Creo que llegaremos poco más o menos a tiempo –dijo el mozo doblando toallas y colocándolas rápidamente en la rejilla que había sobre los lavabos.
Los viajeros le miraron lúgubremente y cuando salió dijeron lamentándose:
–No sé qué demonios les pasa a estos negros ahora. Nunca le dan a uno una repuesta cortés.
–Cierto. Se están poniendo de tal modo que no le guardan a uno el menor respeto. Los negros de antes eran unos pillos simpáticos… sabían ocupar su puesto… pero estos morenos de ahora no quieren ser mozos ni escardadores de algodón. ¡Oh, no! Tienen que ser abogados y profesores y Dios sabe qué. Les digo a ustedes que el problema se está poniendo serio. Debíamos unirnos todos, sí, señor, para enseñar al negro, y al amarillo también, el lugar que les corresponde. Ahora bien, yo no tengo prejuicios de raza, eso no. Soy el primero en alegrarme cuando un negro hace carrera… siempre y cuando permanezca donde debe permanecer y no trate de usurpar la legítima autoridad y la capacidad comercial del hombre blanco.
–¡Eso es! Y otra cosa que debemos hacer –dijo el señor del flexible de terciopelo (que se llamaba Koplinsky) –, es impedir que entren esos extranjeros en el país. Gracias a Dios hemos puesto un límite a la inmigración. Esos italianos y demás gringos tienen que aprender que éste es un país de blancos, y que no le queremos aquí para nada…
Yo al haber acabado de leer eso fue claro e inminente mi desagrado por esta “obra” y sobre todo el autor, si es cierto que es una obra del realismo literario, y en parte, esa era la realidad de Los Estados Unido en esa época, pero eso no sirve como excusa y para exonerar que esta “obra” todavía es comercializada en nuestros días. A mi parecer, debería de ser sacada de cada librería y que google la saque de sus opciones de lectura, ya que esta “obra” cultiva ideologías erradas y arcaicas en nuestros días, especialmente puede incitar a mentes débiles a adoptarla con un pensamiento para ellos “lógico y coherente” sin hacer alusión ni acatar a razones lógicas.