Solo merece la pena la historia del padre que le viene a visitar su hija. El resto son todo una malgama de clichés incluida escénita de "Ven, voy a enseñarte algo (...) Este es el lugar donde vengo a estar sola" y la tía se va al tejado con el chico a ver una puesta de sol. Por no hablar que el centro tiene un problema muy grave de control sobre sus pacientes. La pareja protagonista hace lo que le da la gana. Se lían en las habitaciones, apuestan las pastillas con el resto de compañeros por las noches jugando al porker... La seriedad brilla por su ausencia. Solo vemos las consecuencias de la enfermedad de Carla en contadas ocasiones, quien es maniaca depresiva y parece que te lo está contando como si leyera el guión en un telepronter. Es doloroso de ver, ya que se nota que vieron el capítulo este de Anne Hathaway donde sufre de la misma condición en una serie que salió el año pasado y cogieron la idea de ahí, pero muy mal ejecutada. El centro parece un campamento. POR NO HABLAR DE QUE HACEN SUYA UNA FRASE QUE APARECE EN LA PELÍCULA DEL JOKER:" Lo más difícil de tener una enfermedad mental es que la gente pretende que actúes como si no la tuvieras" Y sin hacer referencia a la película ni nada... Aún encima la dice la directora del centro y comenta que la frase mola... QUE VERGÜENZA! El universo de esta película solo es un escenario para que los actores protagonistas se luzcan, con un trasfondo que pretende ser profundo pero no deja de ser solo atrezzo para llamar la atención en el catálogo de Netflix y darle click. Un final tediosotedioso, cínico y que repite la fórmula americana de películas de los 90 de la que parece que las "comedias" del cine español parece no querer desprenderse. Una decepción. Firmado: Una estudiante de psicología.