Con esta novela, Mayte Esteban me ha sumergido de lleno en pleno corazón de la ciudad de Segovia de finales del siglo XIX. A través de Lucía, la protagonista nos ha llevado por sus calles, plazas, y bellos rincones en torno a su Acueducto, testigo este de parte de una parte muy relevante en el final del desenlace de la novela.
Los personajes son extraordinarios. Sentiremos empatía con algunos, y con otros estaremos al borde del odio, pero en general, conectaremos muy bien con ellos desde el principio.
A mi, personalmente me gustan mucho las novelas donde se congratulan el amor, la amistad, la solidaridad, y entre medias, el suspense y la tensión en diversas escenas.
Todo ello, contribuye a que sea un placer leerla y no quieras dejar un capítulo a medias... Y claro está, llegar al ansiado final. Final, que aunque sea previsible, es el que merece esta historia de Lucía y Mateo después de las adversidades a las que tuvieron que enfrentarse.