Es un retrato estereotipado de la tÃpica historia telenovelera idealizada y parcialmente cierta sobre usanzas costeñas, que pretende mostrar a un gamÃn de porte y actitud taganguera pero con apariencia de pupero barranquillero de origen libanés, el cual se traga de una muchacha pupera de la socialité samaria que se llama "Niña", pero que de niña no tiene nada, más bien de otra cosa considerando sus impulsos naturales y procederes, además de su arrogancia y mal genio, donde coge para un lado pero mira para el otro, como lo va evidenciando en la historia. Lo parcialmente cierto es en cuanto a la tal Niña, porque a la larga todas las puperas decentes "hijas de familia" terminan igual, pasando por diferentes manos, primero casándose con uno con quien las cosas no funcionan, y luego se van con algún sugar daddy medio calvo para que les mantenga el tren de vida y se las lleve a Miami y/o a viajar por medio mundo; la parte del chirrete con cara de pupero barranquillero de origen libanés que se esfuerza en pulirse para que la pupera de la socialité lo quiera, es lo que es ficticio, eso jamás pasa, pero lo de la muchacha sà es común. El estereotipo de esa basofia televisiva no escatima en mostrar a la gente costeña como corroncha alegre, que habla escandalosamente, y siempre parece estar sudada, algo asà como la tendencia de los gringos cuando pretenden mostrar a Méjico en pelÃculas de acción, más que todo, poniendo tono sepia y ambiente constantemente soleado, y a los demás paÃses latinoamericanos los muestran como si fuera Méjico, o sea, la misma mierda.