La novela pretende entrelazar a la filosofía y a la biología a través de las vidas y personalidades de los personajes, en un juego que pasa del materialismo al idealismo en ida y vuelta. Las imágenes crudas y grotescas cambian a escenarios sensibles y cálidos, en una constante búsqueda del sentido de la vida que al final deriva en una distopía. Si bien el sufrimiento es una consecuencia del placer, al borrarlo se pierde parte de nuestra humanidad.