Wattson NAB

"El coronel no tiene quien le escriba” es una obra que, a pesar de su potencial, no logra cumplir con las expectativas. La narrativa densa y la falta de eventos significativos hacen que la lectura sea una experiencia agotadora. Momentos que podían ser provechosos e inolvidables quedaban en el descampado y emprendían vuelo, así lo quiso el autor. Aunque algunos puedan encontrar valor en su simbolismo y crítica social, para mí, la obra se queda corta en muchos aspectos. Originalidad 3/5: La historia es original en su enfoque sobre la espera y la desesperanza, temas que no son comunes en la literatura popular. Sin embargo, la ejecución deja mucho que desear. Técnica 1/5: La técnica narrativa de García Márquez en esta obra se siente pesada y repetitiva. Las descripciones son extensas y, en muchos casos, innecesarias, lo que hace que la lectura sea tediosa. Estética 2/5: Aunque la prosa de García Márquez es conocida por su belleza, en esta obra parece perderse en la monotonía. Las imágenes que crea no logran capturar la esencia de la historia de manera efectiva. Impacto Emocional 2/5: La conexión emocional con los personajes está bien. El coronel y su esposa, aunque bien desarrollados, no logran generar la empatía necesaria para que el lector se sienta realmente involucrado en su lucha. Coherencia 2/5: La historia mantiene una coherencia interna, pero la falta de eventos significativos hace que la trama se sienta estancada. La repetición de situaciones y la falta de resolución contribuyen a esta sensación. Mensaje 1/5: El mensaje de la obra, aunque claro, se diluye en la narrativa pesada. La crítica a la burocracia y la corrupción es válida, pero no logra impactar como debería. Creatividad 2/5: A pesar de la originalidad del tema, la ejecución carece de la chispa creativa que caracteriza a otras obras de García Márquez. La historia se siente plana y sin vida.

Teatro de bolsillo, fascinante, de una narrativa fluida que te hace pensar en el arduo trabajo que implica realizar un guión. "Ña Catita", una obra que, si no fuera por el contexto teatral, resultaría inconclusa; sin embargo, cada verso demarca la viveza del autor, Manuel Ascencio Segura. Aunque no es perfecta, logra alcanzar esa comedia que es fácil de digerir. Los diálogos son complejos, pero con el paso de las líneas, vas entendiendo el quid del asunto. No es necesario saberlo todo para leer la obra; basta con la voluntad para adentrarte y presenciar el teatro. Originalidad 5/5: La obra destaca por su originalidad, presentando una trama que, aunque sencilla, está llena de enredos y situaciones cómicas que reflejan la sociedad limeña del siglo XIX. Técnica 5/5: La técnica de Segura es impecable. La obra está escrita en verso, mayormente en octosílabos, y utiliza la redondilla como estrofa característica. Esta estructura le da un ritmo particular que enriquece la experiencia teatral. Estética 2/5: En cuanto a la estética, la obra se desarrolla en un ambiente doméstico, lo que puede resultar limitado en términos visuales. Sin embargo, esta simplicidad también permite que el enfoque se mantenga en los personajes y sus interacciones. Impacto Emocional 3/5: El impacto emocional es moderado. Aunque la comedia es efectiva y logra arrancar sonrisas, no llega a profundizar en emociones más complejas. Los personajes, aunque bien definidos, no siempre generan una conexión profunda con el espectador. Coherencia 4/5: La coherencia de la obra es notable. A pesar de los enredos y malentendidos, la trama se desarrolla de manera lógica y fluida. Cada acción tiene una consecuencia clara, lo que facilita el seguimiento de la historia. Mensaje 2/5: El mensaje de la obra puede parecer superficial. Aunque critica ciertos aspectos de la sociedad, como el chisme y la hipocresía, no profundiza en estos temas de manera significativa. Creatividad 4/5: La creatividad de Segura se manifiesta en la construcción de personajes memorables y situaciones cómicas. Ña Catita, con su astucia y malicia, es un personaje que destaca y se queda en la memoria del espectador. En resumen, "Ña Catita" es una obra que, a pesar de sus limitaciones, logra entretener y ofrecer una visión crítica de la sociedad de su tiempo. Mi calificación final es de 3 de 5.

El Velero de Cristal es un drama que, a primera leída, puede parecer lento debido a su extensa narrativa tanto de los escenarios como de los personajes. La historia se desarrolla de manera progresiva en cada capítulo, sin embargo, el desenlace es predecible y carece de elementos sorprendentes. Los diálogos son enriquecedores, permitiendo explorar la filosofía y la profundidad de cada personaje. Aunque el mensaje que transmite es significativo, está cargado de un exceso de drama y angustia, lo que puede resultar abrumador para algunos lectores. Personalmente, esperaba un viaje más emocionante y dinámico. A pesar de sus debilidades, la obra logra cautivar al público juvenil gracias a su fácil comprensión y duración. La originalidad de la trama es limitada, lo que se refleja en una calificación de 1/5. En cuanto a la técnica, se puede apreciar un esfuerzo considerable en la construcción de los personajes y los diálogos, mereciendo un 3/5. La estética de la obra es admirable apesar de lo corta que es, con descripciones aceptables que merecen un 4/5. Sin embargo, el impacto emocional es moderado, obteniendo un 2/5, ya que el exceso de drama puede desensibilizar al lector. La coherencia de la narrativa es sólida, con una calificación de 5/5. El mensaje, aunque importante, se ve opacado por la carga emocional, resultando en un 2/5. Finalmente, la creatividad en la presentación de la historia y los personajes es aceptable, con un 3/5. El Velero de Cristal es una obra que, aunque tiene sus méritos en términos de técnica y estética, falla en ofrecer una experiencia verdaderamente emocionante y original. Es una lectura adecuada para el público juvenil, pero puede no satisfacer a aquellos que buscan una narrativa más innovadora y menos predecible. Originalidad 1/5. Técnica 3/5. Estética 4/5. Impacto Emocional 2/5. Coherencia 5/5. Mensaje 2/5. Creatividad 3/5.