Lo leí por primera vez en 1964 y ahora que lo retomo de nuevo, me sigue pareciendo extraordinario, esa contraposición de los tiempos de la conquista con los actuales mediados del siglo pasado, de una enseñanza valiosa para emprender mas profundamente en la historia de la conquista de México. Además don Fernando Benítez utilizo un lenguaje poético, que en conjunto hace del libro un relato adictivo y muy bello.