Tenía tantas ganas de que este libro me gustara y, tristemente, pasó todo lo contrario.
Es extraño que a pesar de que contiene todos los elementos para ser una historia extraordinaria se queda en lo ordinario e incluso, en ocasiones, raya en lo aburrido. (Y no, no es un libro complicado de leer o comprender.)
Los personajes parecen todos cortados con la misma tijera; son planos y carentes de personalidad. (Ay, Tané, me gustaba mucho tu personaje en el primer capítulo.)
Me parece genial que se toquen los temas políticos y religiosos de este mundo, muy necesarios para desarrollar la trama, pero creo que se hace de una forma muy superficial.
En cuanto al romance… bueno, yo no he elegido este libro por el romance necesariamente (lo tomé porque según hablaba mucho del sistema político y religioso… y también por los dragones) pero si tú buscas romance entonces acabarás quizás más decepcionado que yo. (Eso sí, aplaudo y celebro que cada vez se van haciendo más presentes las relaciones LGBTQ en los libros de fantasía.)
Muchos momentos de esta historia son extremadamente predecibles, y el desenlace se siente muy abrupto (no mentiré, me sentí aliviada de que sucediera), casi como que la autora ya se había hartado también y quería terminarlo como fuese. Tanto así que hace que el villano de la historia tome una decisión tan ridícula e inadecuada para su causa que resulta risible.
Y siendo sincera: la única razón por la que decidí terminarlo fue porque no me gusta dejar las cosas a medias (y quizás, solo quizás, una pequeña parte de mí esperaba que mejorara, que me diera una bofetada con un increíble giro de tuerca. No sucedió, evidentemente.)