Aunque por poco tiempo, tuve la suerte de haberle tenido de profesor en la UB en los turnos de tarde-noche, a finales de los 70’s. Como me he dedicado a la Geografía práctica pensaba que solo me interesarían algunos capítulos, pero tras su lectura me enganché y decidí leerlo en el orden establecido. En la introducción comenta que a veces ha omitido cosas en pro de una visión optimista, ya que “solo con una cierta dosis de optimismo se puede cambiar y mejorar el mundo”, algo que comparto plenamente, así como lo de echar la siesta en la cama.
Libro recomendable para los amantes de la Geografía y para cuantos profesionales se han acercado o interactuado con esta vieja ciencia y profesión nueva.