Me gustó porque aunque se torna absurda por la locura de unos padres por sus hijos fallecidos, revela el drama del futuro que soñamos a nuestros hijos sobre todo para quienes hemos perdido un hijo o una hija. Faltó argumentar la base de la creencia por la cual se casa alguien después de la muerte y quizá un relato al final sobre eso.