La gran calidad musical no se pierde.
Travis suena en este álbum con ese estilo particular que los ha definido durante toda su carrera musical, específicamente a partir de The Man Who. Pero a la vez con una madurez en su lírica y música que los hace cada vez más exquisitos.
En una época en donde pareciera que la buena música no tiene cabida, o que ya todo se resume en beats. Travis nos vuelve a regalar en L.A. Times esas ganas (en la mayoría de la gente madura que los escuchamos) de vivir, de salir a sentir el viento, de conocer un lugar inexplorado, de reflexionar, de encontrar un corazón con el mismo mood y de sentir que la vida misma vale cada maldito segundo.