Es lo que resulta cuando mezclas una novela mexicana (de las malas), una burda imitación de las película de Marvel con toneladas de efectos en CGI, para disfrazar la pésima manufactura.
La película fue realizada por un total desconocido director puertorriqueño, quien desde su ignorancia y prejuicios intenta “latinizar” a un súper héroe, plagándolo de clichés y estereotipos mexicanos, abusando condescendiente y caricaturescamente de referentes de la cultura mexicana, en situaciones que rayan en el ridículo y la pena ajena.
Las tomas tienen un dejo de novela o serie en lugar de verse como cine de verdad y las actuaciones, ¿por donde empezar?, actores que no encajan con los personajes y por ende, no covencen, diálogos sosos y situaciones olvidables.
Para justificar los 100 millones que costó, debo reconocer que el CGI está muy bien logrados pero en el contexto general, solo embellecen una película mediocre.