Me pareció muy interesante el planteamiento. Lejos de moralismos o odas al alcohol o moralejas, la pelÃcula nos deja ver algunas de las aristas que rozan o llenan la vida humana y particularmente de una sociedad hastiada y vulnerada por varios lados: la ruptura intergeneracional, la crisis de los 40-50s en los seres humanos, la crisis del matrimonio per se, el amor imposibilitado por las rutinas, la necesidad de fugarse ante los retos de la vida, y en esta caso la necesidad de estÃmulos externos para dar giros en estas vidas hastiadas, entendiendo (o no) los riesgos.
Lo circunstancial del experimento es solo un buen pretexto para llevarnos a asomarnos en todas estas crisis a las que estamos expuestos. Me encantó que no determina lo que es bueno o malo, solo nos deja ver consecuencias probables, y nos deja tentaciones a adolescentes y adultos en las que cada quien tomará a diario sus decisiones. Y no solo nos interpela ante una adicción al alcohol, sino ante los riesgos de todo tipo de adicción: al trabajo, al sexo, a las drogas, al uso del tiempo, a la violencia, a las personas... La decisión es de cada quien. Eso es la vida. Y ante eso nos pone DRUK. Me parece un filme redondo, entretenido, profundo, con actuaciones en su punto, música, ritmo, guión, dirección. No sé si merece un Oscar porque ese juicio es muy relativo, pero sà me parece una pelÃcula genial.