M es un gran personaje, un antihéroe a quien nada le sale bien, que sobrevive como puede en una ciudad que no le ofrece ninguna oportunidad de nada. El autor no lo juzga ni a él ni a su grupo de amigos con quienes delinque, los dibuja con la mirada de un retratista, al igual que lo hace con Magdalena y varios de los cuchitriles más sórdidos que forman parte de la ciudad de Lima. Y esto último es, en mi opinión, lo más valioso de la novela, pues las calles que recorre M son probablemente el personaje más importante: un personaje silencioso, omnipresente y contra lo que no se puede luchar. La calle triunfa en todas las batallas.