Un juguete inesperado del terror. Un género muy difÃcil y el director logra sacar la historia (una historia que por cierto no es tan sólida).
Ojalá hubiera más gente atreviéndose a hacer este tipo de filmes (por ejemplo, Demonio Rojo de Panamá) aún sabiendo que los latinoamericanos son únicos consumidores del cine gringo repetitivo y mediocre.