En cada cuento dejé de ser yo, el lector, para vivir y pensar como el propio narrador. Fui un anciano que sabe que le queda poco tiempo y que deja todo atrás. Fui un cartonero tirando de un carro imposible. Estuve horas, días, semanas, no sé, en la sala de espera del Hospital Fernández haciendo el aguante a Claudito. Estuve perdido en un bosque de espinas, aterrorizado, sabiendo que me iban a matar de un escopetazo o que me decapitaran como a un cerdo. Por todo un dia fui una mujer, que con mi hermano y mi mamá viajamos a Gualeguaychú para volver a la casa de mi tía Berta que tantos recuerdos me trae. Fui empleado de un ministerio en el cual viví una experiencia muy, pero muy dura. Y finalmente fui el propio Hilario, recordando mi colimba y a mi viejo.