Cuando decidimos ver esta película, a sabiendas que había ganado un Oscar, pero sin antes ver las reseñas del público no pensamos que nos íbamos a llevar una decepción tan grande.
Considero que esta película hace o intentar hacer, lo mismo que las cientos de predecesoras hicieron los últimos 80 años, tratando de generar un cambio del punto de vista sobre el holocausto judío. La idea de la casa al lado del campo es buena para mostrar el contraste, pero nada más y ahí está el problema. La película es innecesariamente lenta, obviamente todo para enfatizar el contraste, pero se olvida de contar una historia, que es lo que uno busca al ver una película, nunca existe un clímax, nunca existe un desenlace, no hay un final y no hay historia, podrían haber puesto el título de documental y agregarle voces en off de oficiales o de los juicios de Múnich y se hubiera mejorado la experiencia. Al final lo que transmite se entiende bien, pero a su vez, se olvidó que era una película, en el final vemos la misma banalidad de los 40’s de Auschwitz con la actualidad en el mantenimiento del museo y ese es el “gran mensaje”.
Pero el problema es que todo ese final pasa sin cerrar un arco de personaje, sin construir nada, sin avanzar en ningún sentido la historia.