Este libro es una joya de honestidad en el pensamiento y, al mismo tiempo, un balde de agua fría sobre las cabezas de tantos intelectuales (que no es lo mismo que inteligentes) que sin tener pensamiento propio adoptan acríticamente las posturas y supercherías que numerosos supuestos guías del pensamiento postmoderno encarnan. La charlatanería insufrible y vacía de Jacques Lacan, la pedantería mentirosa de Julia Kristeva, la retórica literatosa (aunque hermosa, sigo creyendo) travestida de teoría sociológica de Jean Baudrillard y muchos otros capitostes del relativismo epistemológico, quedan dramáticamente al descubierto tras revisarse y ponerse a prueba el supuesto fundamento científico de sus aseveraciones, que resultan ser no mucho más que un conjunto de disparates o de obviedades encubiertas tras una mascarada de fórmulas matemáticas ignorantes, asertos físicos irresponsables y extrapolaciones metodológicas inaceptables. La filosofía francesa posmoderna parece, tras leer este libro demoledor, un circo con gran éxito de público... leerlo es un deber.