No es fome, pero no me gustó la narración del protagonista en primera persona, es muy parecida a la forma de expresarse y relatar los hechos como Catalina, hay detalles en que quizás jamás un chico se fijaría, por lo que pierde credibilidad. El final me pareció abrupto. Sin embargo, la lectura es fácil, amena y muestra una temática importante del periodo de adolescencia de la época.