Las palabras no alcanzan para poder comentar esta película llena de significados. Ante todo yo la describiría como una película abierta y profundamente política. Un film serio, inteligente, emotivo, confrontador, con una narrativa perfecta. Al final, desde mi particular punto de vista, la historia principal, la de las mamás (incluyendo a los padres de Ana) y la de los caídos, hablan de los mismos asuntos: las pérdidas, las injusticias, los secretos familiares y sociales, las mentiras… todo se va tejiendo para llevarnos a la cuestión medular de la denuncia histórica, o, mejor aún, que sirve para acentuar la importancia de recordar el pasado, de no olvidar nunca sus hechos, a las personas, el vínculo que tenemos con todo ello y la manera en cómo nos siguen afectando aunque lo ignoremos, aunque nos empeñemos en borrarlo.
No es casual la frase de Eduardo Galeano que aparece al final:
“No hay historia muda. Por mucho que la quemen, por mucho que la rompan, por mucho que la mientan, la historia humana se niega a callarse la boca.”
Una de las películas de Almodóvar que más me ha tocado el corazón y me ha impactado. Fue, es y seguirá siendo un increíble contador de historias.