Más allá de la mofa polÃtica y de las múltiples referencias al contexto actual, ¿qué hay de nuevo o "valioso" en ¡Qué Viva México!? Porque hacer mofa de la situación por hacer mofa no es per se valioso en una obra de arte, sobretodo en una sátira que más que burlarse de una problemática para señalarla, pretende criticarla y dejar los elementos suficientes en el discurso para que le espectador formule sus propias conclusiones. ¡Qué Viva México! más que señalizar una problemática y sobre ella desarrollar su discurso, busca aferrarse a la complicada y ambiciosa tarea de representar lo que significa ser un mexicano actualmente, y más que reflexionar sobre la realidad, se distrae en lo tentador que puede resultar decirte a la cara como somos los mexicanos, sin problematizar en ello realmente.
Luis Estrada nos dice que los mexicanos somos machistas, clasistas, racistas, homofóbicos, corruptos, envidiosos, avaros, hipócritas, soñadores, amorosos, convenencieros y demás adjetivos que, más que hablar de lo "bueno" que es el pueblo, lo ridiculizan en letras mayúsculas. Y si bien, esto podrÃa parecer provocador, sobretodo con un presidente que se agarra del pueblo para representar ideales y crear un discurso radical y separatista, en realidad no lo es, porque Luis Estrada se mantiene en una postura tibia sobre quién desea tomar partido. Su postura no te dice quiénes son los malos en el juego entre Pancho (Alfonso Herrera) y su familia, te dice que ambos lados del espectro son en realidad, frutos de la misma calaña. Pero su tibieza radica más en que casi todos sus personajes son tratados de manera superficial, y sus vicios de carácter solamente son vicios que en algunos casos son parte de un chiste más que visibilizar o criticar algún problema social (como el personaje de Jacinta, un transexual discriminado por su orientación sexual).
¡Qué Viva México! cede a lo fácil que es hablar de cómo somos los mexicanos sin llegar a nada concreto. Eso sÃ, lo único que Estrada pareciera condenar es la avaricia de sus personajes, pues no premia a los avaros mexicanos, ni a su protagonista ni a sus contrapartes. Pero todo los demás matices son eso, matices que se quedan en detalles que forman un chiste. Al final sà se mofa sobre el futuro del paÃs con Morena y Obrador, pero solo como algo secundario que rodea el conflicto principal.