Un guionista con sÃndrome de down hubiera escrito un guión mil veces mejor, como poco, que el que defecó Shyamalan.
Todo es bochornoso. Nada tiene ni pies ni cabeza, los diálogos parecen escritos por un adolescente, los grandes giros son a cada cual más incoherente, Bruce Willis pasaba por allÃ, Samuel L. Jackson ha tenido tiempos mejores, James McAvoy está más sobreactuado que Jim Carrey. Y la pelirroja cara-cartón si llevará una careta tendrÃa más expresividad.
Me costó mucho terminar de verla.