Quintana Ferrari, César Rodolfo

Una hermosa experiencia poco entendida por muchos. Es un viaje lleno de subtemas implícitos y llevados de manera artística. Eso sí, mientras más uno se adentre en su historia, más anclado queda a lo perturbadora que puede llegar a ser. No esperes acción desenfrenada pues es un <<survival horror>> en estado puro (y ciertamente llevado al límite. Ya sabrás por qué...). La protagonista, Jennifer, es una joven de 19 años que inicia su historia llegando a un orfanato el cual se siente muy familiar, donde a medida que avance extraños recuerdos y torbellinos de fantasía y realidad van a fluir de un modo confuso y surrealista. He aquí la importancia de prestar atención a textos, música, imagen, todo... Cabe repetir que el juego es turbio, en serio. No es para todo público. Trata temas (algunos sutiles; otros mientras, gritan con modestia) que pueden llegar a impactar a no poco público, como la homosexualidad, el abuso infantil, el bullying, el maltrato animal, la locura y lo lúgubre del ser humano. Llevado todo de la mano, ojo, de un contexto infantil. Una obra que retrata de manera muy bella y cuidada la maldad inocente de los niños; el origen de nuestra propia sociedad podrida que incluso en su inocentes orígenes es digna de demostración de envidia, odio, abuso y egoísmo. Una obra muy peculiar y que merece ser vivida por cualquier amante del terror y el arte de los videojuegos. P.D.: la mecánica del juego en sí es supermolesta. Muchas veces tosca y arcaica. Cuando los "enemigos" aparecen, ella juega en contra. Pero (sin justificar el pésimo desarrollo), se puede dar una explicación basada en la susceptibilidad de la protagonista ante sus propios recuerdos y su incapacidad, antes del clímax, al lidiar con ellos.