En cuanto terminé esta novela me entraron ganas de leer la siguiente. Su narrativa, que combina el misterio con la cultura pop, engancha desde el principio, sobre todo a quienes crecimos en los 80. Hay múltiples referencias a los productos audiovisuales que marcaron a esas generaciones, pero si hay algo que me llama la atención de este libro es cómo trae a escenarios andaluces, en este caso Cádiz capital, historias que podrían ser de una novela o serie americana. Quien lo lea recordará películas míticas como Los Goonies o series actuales como Stranger Things y, de camino, aprenderá bastante vocabulario gaditano. Es un libro ideal tanto para nostálgicos ochentenos como para lectores más jóvenes.